El producto que cura todos los males 

El sol incandescente que cobija las mañanas de la Perla del Pacífico es el principal testigo de cómo estas hembras, vestidas con sus trajes de cuero negro, llaman la atención de todo aquel que con ellas se topa. Juguetonas, en ocasiones, son las únicas a las que no les importa llevar los cachos bien puestos y las ubres al aire.

"Las personas las prefieren negras; pues aseguran que su leche es ideal para combatir la tos, la gripe, la anemia, el asma... en conclusión, para todo", cuenta Luis Ávila, de 38 años, oriundo del cantón Zapotillo, provincia de Loja, quien llegó y se radicó en Guayaquil, buscando un mejor porvenir.

A las 06:00 sale presuroso de su casa ubicada en la isla Trinitaria. Se embarca en su carroza azul para trasladarse al batallón del suburbio, donde vende entre 100 y 120 vasos diarios. Por 25 y 50 centavos de dólar, dependiendo del bolsillo del cliente, los transeúntes saborean un producto que va directamente de la ubre al consumidor. Es una leche espumosa, tibia y de módico precio; tal vez por eso tiene buena aceptación en Guayaquil.

A paso lento o en ligero trote las chivas cruzan calles y avenidas, Ávila las dirige hábilmente. Él las prefiere jóvenes porque dan mayor leche y eso aumenta su ganancia: 25 dólares aproximadamente, en un día bueno. Con ese dinero puede pagar los estudios de su hijo y sustentar su hogar.

Autor: Gerson Narváez - Estudiante de cuarto curso
Fuente: Diario Expreso