Cualquiera diría que éste título retumba en los rincones de la obviedad, pero es necesario subrayar en lo extraordinario. He aquí el vestido de mis letras.
No hablo como hombre, no hablo como mujer; hablo como certeza, como espejo y espectador de aquel día a día que se configura en misión y que se susurra eterno. Mujer Maestra.
Como un lienzo blanco es cada niño-semilla, donde no se paga matrícula por la motivación de un sueño, donde aquella mujer que tiene su propia historia ilumina la soledad que hay en cada infante, mediana y caminante sonrisa. Y es que no se miden a la hora de transferir vida a las palabras donde cada materia es la invitación a un mundo posible, a un futuro cercano, a un sí puedo tangible.
Por sus manos han pasado desde los piojos hasta la más profunda lágrima que trasluce un libro completo de múltiples vivencias.
La doctora, el abogado, la ingeniera, el arquitecto, la artista, el pintor, los maestros que un día fueron niños-semillas y hoy son frutos caminantes, que un día pertenecieron a aquel correteo de columpios, aportes, sin desayuno, esperanzas, risas, tristezas y sin razones; hoy son parte del proceso que le da aliento a su realidad y forma a sus anhelos y dentro de ese rictus nostálgico no tuvieron que pedir permiso a su recuerdo para que en la mente se dibujara aquella mujer que lleva entre sus brazos miles de abrazos para la niña que se lastimó la rodilla, para el niño que se le desinfló el balón de fútbol, como para la adolescente que cree estar embarazada o para el joven que es maltratado, llevando un consejo preciso en su abecedario y un caramelo de alivio en la cartera. Y hasta tiene cuatro ojos divididos por misión: dos para internarse en el alma y otros dos para que no le copien en los exámenes. Cuya dulce existencia dejó de ser enteramente de ella para ser de todos.
Esta mujer que ofrenda su vida, su tiempo, sus letras, sus abrazos, sus ojos, sus dulces, sus caminos ya andados, sus espejos y sus buenos deseos es mi maestra, su maestra, las de todos, las de algunos, las de ayer, las de hoy, las de siempre. Simplemente Mujer Maestra.
By Sarah Salazar Elbert
Hoy habia 5 visitantes (6 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!
PJovenEc Todos los derechos reservados